martes, 29 de noviembre de 2011

El ruido de las cosas al caer.

-Así que... has estado entretenido tirando cosas por ahí ¿eh?
-No. Yo no he tirado nada. Los bloques de hielo se caen solos. Parece que es por lo del cambio climático.
-Ah, sí, vete preparando, te tendrás que quitar el abrigo de plumas que llevas, cada vez hace más calor.
-¡Anda que gracia! Me tengo yo que quitar mi abriguillo porque alguien llene la atmósfera de Co2.Conste que le tengo cariño.
-¿Al CO2 o a la atmósfera?
-Al abriguillo.
 -A lo que iba ¿No dijiste que estabas entretenido con las cosas que se caen?
-Exacto: con las que caen, no con las que yo tiro.
-¿Y es muy divertido ver caer los bloques de hielo?
-No va de eso.
-Cada día te explicas peor: no hay forma de entenderte.
-He estado entretenido no con las cosas que se caen, sino con el ruido de las cosas al caer, que es diferente.
- ¿Con el ruido de los bloques de hielo cuando se rompen?
-De hielo, ni el rumor.
-De mal en peor ¿qué cosas, qué ruido?
- Mira, si de verdad quieres enterarte, pregúntale a Juan Gabriel Vázquez, que es el que tira las cosas, el que hace el ruido y el que lo cuenta maravillosamente bien.
-¿De verdad de la buena que merece la pena? ¿No pasará como con el erizo, las tortugas, los karmas y demás fauna soporífera inaguantable?
-La duda ofende. Este es un colombiano que escribe como dios manda.
-¿Pero de hielo, nada?
-Nada.
-¿Y qué se cae?

jueves, 24 de noviembre de 2011

En el banco (de dinero, no de sentarse).

-Buenos días, venía a pagar la comunidad del garaje.
-Huuuyyyy, tiene que venir usted martes o miércoles de 8,30 a 10.
-¿Y ahora no lo puedo ingrresar?
-Si hace el ingreso sin poner texto sí, pero si hay que poner a qué corresponde, no.
- Sólo hay que poner el número de plaza y el año.
-Los martes y los miércoles de 8,30 a 10. Ahora no estamos autorizados para realizar ese servicio.
-Bien, bien (a partir de este momento pongo cara de despiste, de que la cosa no va conmigo, de que todo es un puro trámite... con esa cara todo el tiempo y sin alterarme, tranquilidad total) y... para sacar dinero de una libreta ¿Está autorizado?
-Si, sí. Ningún problema.
-Pues me va a dar usted de esta cartilla (la pongo sobre el mostrador junto con el D.N.I y hago una pausa, así como para relax pero es para pillarle a él desprevenido)... un euro.
-¿Un euro?
-Sí, sí, tengo que hacer unas gestiones... y... (sigo con la cara de no haber roto un plato).
-Aquí tiene, firme.
-Muy bien, muy bien (firmo muy tranquilamente). Ahora me va a dar usted, de esa misma cartilla, otro euro.
-¿Otro euro?
-Sí, sí... unas gestiones... unos pagos... (esto, dicho así bajito, para mí, casi en un murmullo), uno, dos, tres...Sí, ya firmo (echo otra firmita tranquila). Muy bien. Si es tan amable, me da usted un euro más.
-¿Otro euro?
-Sí, claro, otro, no me va a dar el mismo, je, je, je...no sé... si otro más... o ya tengo...Sí, ya le firmo (cojo el euro y lo miro, le doy la vuelta, lo vuelvo a mirar, lo sopeso en la mano...) oiga, perdone... es que... creo que este euro mi empresa... no me lo va a aceptar. Tengo un jefe muy escrupuloso ¿Sabe? huy, cuando se pone a aplicar el reglamento... no, no me lo va aceptar, cámbiemelo por otro, tenga la bondad... uno más brillantito, que casi relumbre... es de meticuloso... gracias. (Aspiro una buena bocanada de aire y la suelto despacio, despacio) bueno... pues vamos a por otro eurito, de ahí de la cartilla...
-Perdone señora ¿Cuántos va a necesitar?
-¿Cuándo?
-Luego.
-¿Cuándo luego? ¿Luego de cuándo?
-Después.
-¡Huy! ¡Que cuantos euros voy a necesitar después! ¡Pues está la economía como para hacer vaticinios! Como que yo puedo ver el futuro y menos tratándose de dinero y en estos tiempos... ya quisiera yo... si lo supiera... si lo supiera creo que no estaría aquí ¿Usted sabe el dinero que va a tener mañana metido ahí en ese cajón? Sólo le pregunto lo de su cajón, lo que la entidad tenga en conjunto... ni usted, ni el jefe, ni el jefe del jefe... ni nadie... (esbozo una sonrisa beatífica) ¡Ah! qué gracioso es usted, déme, déme el otro euro que necesito (en este momento entra en el banco mi compinche, una amiga tan señora respetable como yo y se pone a la cola del otro empleado).
-Muy bien señora, vamos a por el euro (eso dice, pero se hace el tonto, mueve papeles, da a las teclas del ordenador, va, viene... y mi euro no aparece. Entiendo que está haciendo pasar el tiempo para cansarme, mientras su compañero atiende a la gente, así que en cuanto le toca el turno a mi amiga...)
-¿Me vas a ingresar el euro, verdad? Toma, tómalo, que si no te haces un lío y no sabes cual es. Mira, en esta cartilla le dices que lo ingrese. Yo sigo esperando, este señor de repente está muy ocupado y no me puede atender ¡Eh! ¡Oiga! No se olvide de mi euro, que no hemos terminado.
-A ver, señora, ya está bien ¿Se está usted riendo de mí?
-¿Solicitar los servicios permitidos en el horario correcto le ofende? En la puerta había un cartel en el que ponía: "encantados de servirle", claro que a lo mejor ahora ya no y por eso lo han quitado.
-No me mosquee señora, no me mosquee, que me estoy empezando a cansar ¿Qué es lo que pretende?
-Bien clarito se lo he dicho al principio: pagar la cuota de la comunidad del garaje. (En estas, mi amiga que ni hace caso de ingresar el euro ni nada de nada, sino que se parte de la risa...)
-¡Jo! ¿Y este lío por el garaje? ¡Vaya tontería!
-¡Claro! porque tú no tienes. Tener garaje te cambia la filosofía de la vida, es otro estatus, otra manera de ver las cosas. Antes, cuando no tenía, me preocupaba por cosas muy primitivas: que si hay sitio para aparcar, que si doy dos vueltas, que si luego ya eran tres, que si busco sombra, que está achicharrado, que hoy me toca rascar el hielo, que le han roto un piloto... Ahora son asuntos más trascendentes: la raya, no se ve la raya y el vecino se mete en mi plaza ¡Qué se habrá creído! Como si todo el garaje fuera suyo, y el de enfrente... coloca las bicis y luego el coche sobresale dos metros y yo ¡hala! a hartarme de hacer maniobras, un día le voy a pegar un empellón que se lo empotro en las bicis, y la puertecita, la dichosa puertecita que un día abre con el mando y mil no... En estas cosas, hija, estamos las que tenemos garaje. Como tú estás en la época de la glaciación, rascando el hielo todavía... pues no comprendes estos niveles pero es que como no pague la cuota de la comunidad van a venir las fuerzas del orden público a sacarme el coche de la plaza y no digo yo que no les ayuden esos que se llaman de choque (por lo de los coches de... ¿Se pilla el chiste?). Así que ¿No querrá usted ser responsable de tamaño desaguisado? De todas formas, puede elegir: el ingreso del garaje, o aquí mi amiga y yo seguimos con nuestros euritos: yo lo saco y ella lo mete, yo lo saco y ella lo mete... ¡hasta el infinito y más allá!

   ¡Pingüino! ¿Te has ido? claro, como no tienes garaje, no te interesaba.

martes, 22 de noviembre de 2011

Las bacterias van rápidas.

Mira pájaro bobo, si cada vez que voy a darte de comer me haces pasar más controles y dar más contraseñas que en el Pentágono... vas a tener que aprender a pescar.
¿No te iría mejor abriendo la puerta y dejando pasar a todo el que quiera?
-Sí claro y que se me meta toda la morralla que anda por ahí suelta sin tener otra cosa mejor que hacer.
-Entiendo. Te pueden distraer de tu alta misión intelectual. Olvidaba que habitas mundos inaccesibles a los pobres mortales de a pie.
-¡Alto ahí! Lo de los mundos cuánticos no fue cosa mía.
- Entonces ¿En qué tareas ocupas tu lindo cerebro de pajarito?
-Pensaba, es un decir, que las bacterias que propagan enfermedades son muy eficaces. Lo dicen los matemáticos que estudian las probabilidades y la estadística, no yo. Una sola bacteria, se reproduce, esas otras se reproducen a su vez, viajan rápido por todas partes y en menos que canta un gallo (debería aprender qué cosa es un gallo) ya ha llegado a medio mundo.
-¿Dónde está el problema? Aparte de la posible infección.
- En que a mí me cuesta muchísimo, en honor a la verdad no es que me cueste más ni menos, es que no lo consigo, difundir el más pequeño de mis desvaríos. No sé si la culpa la tendrá esta canica o lindo huevito para incubar que no se arranca a salir y así no vamos a ninguna parte.
- Pingüino, te falta un dato: una vía importantísma de difusión de bacterias son las heces, vulgo mierda. Van al agua y de ahí... a todo el mundo ¿Lo pillas?
- ¡Ya! Por eso estamos rodeados de tanta ... (no soy vulgo, no puedo poner mierda) por todas partes. Creo que a partir de mañana mismo me voy a tragar mis propias tonterías para difundirlas como .... a todos los mundos (recuerda que yo habito en varios).
-Se te olvida otro dato: el hielo congela los microorganismos y al parecer también el cerebro de los pajaritos.

martes, 8 de noviembre de 2011

Desvaríos

Hace más de quince días que no como ¡tengo hambre! y cuando se tiene hambre se puede decir cualquier cosa (antes de callarse para siempre).
Amanece un día tras otro sin consultarnos.
Tenía una única ocupación: ver pasar la vida bajo el Sol.
¿De qué me sirve un universo infinito si mis pasos y mis pensamientos son limitados?