jueves, 24 de noviembre de 2011

En el banco (de dinero, no de sentarse).

-Buenos días, venía a pagar la comunidad del garaje.
-Huuuyyyy, tiene que venir usted martes o miércoles de 8,30 a 10.
-¿Y ahora no lo puedo ingrresar?
-Si hace el ingreso sin poner texto sí, pero si hay que poner a qué corresponde, no.
- Sólo hay que poner el número de plaza y el año.
-Los martes y los miércoles de 8,30 a 10. Ahora no estamos autorizados para realizar ese servicio.
-Bien, bien (a partir de este momento pongo cara de despiste, de que la cosa no va conmigo, de que todo es un puro trámite... con esa cara todo el tiempo y sin alterarme, tranquilidad total) y... para sacar dinero de una libreta ¿Está autorizado?
-Si, sí. Ningún problema.
-Pues me va a dar usted de esta cartilla (la pongo sobre el mostrador junto con el D.N.I y hago una pausa, así como para relax pero es para pillarle a él desprevenido)... un euro.
-¿Un euro?
-Sí, sí, tengo que hacer unas gestiones... y... (sigo con la cara de no haber roto un plato).
-Aquí tiene, firme.
-Muy bien, muy bien (firmo muy tranquilamente). Ahora me va a dar usted, de esa misma cartilla, otro euro.
-¿Otro euro?
-Sí, sí... unas gestiones... unos pagos... (esto, dicho así bajito, para mí, casi en un murmullo), uno, dos, tres...Sí, ya firmo (echo otra firmita tranquila). Muy bien. Si es tan amable, me da usted un euro más.
-¿Otro euro?
-Sí, claro, otro, no me va a dar el mismo, je, je, je...no sé... si otro más... o ya tengo...Sí, ya le firmo (cojo el euro y lo miro, le doy la vuelta, lo vuelvo a mirar, lo sopeso en la mano...) oiga, perdone... es que... creo que este euro mi empresa... no me lo va a aceptar. Tengo un jefe muy escrupuloso ¿Sabe? huy, cuando se pone a aplicar el reglamento... no, no me lo va aceptar, cámbiemelo por otro, tenga la bondad... uno más brillantito, que casi relumbre... es de meticuloso... gracias. (Aspiro una buena bocanada de aire y la suelto despacio, despacio) bueno... pues vamos a por otro eurito, de ahí de la cartilla...
-Perdone señora ¿Cuántos va a necesitar?
-¿Cuándo?
-Luego.
-¿Cuándo luego? ¿Luego de cuándo?
-Después.
-¡Huy! ¡Que cuantos euros voy a necesitar después! ¡Pues está la economía como para hacer vaticinios! Como que yo puedo ver el futuro y menos tratándose de dinero y en estos tiempos... ya quisiera yo... si lo supiera... si lo supiera creo que no estaría aquí ¿Usted sabe el dinero que va a tener mañana metido ahí en ese cajón? Sólo le pregunto lo de su cajón, lo que la entidad tenga en conjunto... ni usted, ni el jefe, ni el jefe del jefe... ni nadie... (esbozo una sonrisa beatífica) ¡Ah! qué gracioso es usted, déme, déme el otro euro que necesito (en este momento entra en el banco mi compinche, una amiga tan señora respetable como yo y se pone a la cola del otro empleado).
-Muy bien señora, vamos a por el euro (eso dice, pero se hace el tonto, mueve papeles, da a las teclas del ordenador, va, viene... y mi euro no aparece. Entiendo que está haciendo pasar el tiempo para cansarme, mientras su compañero atiende a la gente, así que en cuanto le toca el turno a mi amiga...)
-¿Me vas a ingresar el euro, verdad? Toma, tómalo, que si no te haces un lío y no sabes cual es. Mira, en esta cartilla le dices que lo ingrese. Yo sigo esperando, este señor de repente está muy ocupado y no me puede atender ¡Eh! ¡Oiga! No se olvide de mi euro, que no hemos terminado.
-A ver, señora, ya está bien ¿Se está usted riendo de mí?
-¿Solicitar los servicios permitidos en el horario correcto le ofende? En la puerta había un cartel en el que ponía: "encantados de servirle", claro que a lo mejor ahora ya no y por eso lo han quitado.
-No me mosquee señora, no me mosquee, que me estoy empezando a cansar ¿Qué es lo que pretende?
-Bien clarito se lo he dicho al principio: pagar la cuota de la comunidad del garaje. (En estas, mi amiga que ni hace caso de ingresar el euro ni nada de nada, sino que se parte de la risa...)
-¡Jo! ¿Y este lío por el garaje? ¡Vaya tontería!
-¡Claro! porque tú no tienes. Tener garaje te cambia la filosofía de la vida, es otro estatus, otra manera de ver las cosas. Antes, cuando no tenía, me preocupaba por cosas muy primitivas: que si hay sitio para aparcar, que si doy dos vueltas, que si luego ya eran tres, que si busco sombra, que está achicharrado, que hoy me toca rascar el hielo, que le han roto un piloto... Ahora son asuntos más trascendentes: la raya, no se ve la raya y el vecino se mete en mi plaza ¡Qué se habrá creído! Como si todo el garaje fuera suyo, y el de enfrente... coloca las bicis y luego el coche sobresale dos metros y yo ¡hala! a hartarme de hacer maniobras, un día le voy a pegar un empellón que se lo empotro en las bicis, y la puertecita, la dichosa puertecita que un día abre con el mando y mil no... En estas cosas, hija, estamos las que tenemos garaje. Como tú estás en la época de la glaciación, rascando el hielo todavía... pues no comprendes estos niveles pero es que como no pague la cuota de la comunidad van a venir las fuerzas del orden público a sacarme el coche de la plaza y no digo yo que no les ayuden esos que se llaman de choque (por lo de los coches de... ¿Se pilla el chiste?). Así que ¿No querrá usted ser responsable de tamaño desaguisado? De todas formas, puede elegir: el ingreso del garaje, o aquí mi amiga y yo seguimos con nuestros euritos: yo lo saco y ella lo mete, yo lo saco y ella lo mete... ¡hasta el infinito y más allá!

   ¡Pingüino! ¿Te has ido? claro, como no tienes garaje, no te interesaba.

2 comentarios:

  1. ¿Hace falta tener garaje para entender a los bancos?

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  2. ¡el pingüino se va al HIELO¡
    No creo que se pueda entender; ni con garaje ni sin él.
    Muerta viva, muerta viva
    viva.

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